Realizar cualquier tipo de actividad manual repercute positivamente en nuestra mente, ya que estimula la imaginación y la creatividad, manteniéndonos ocupados.
En el caso particular de "La tejedera",  sentir a través de las manos la suavidad y la textura de la lana y  ver el colorido de las distintas madejas es una sensación muy grata, que influye directamente en nuestras percepciones. Incluso, puede ayudar a superar crisis personales y a reconciliarse con uno mismo.
Mediante la realización de estas labores se pueden superar problemas cotidianos y liberarse del estrés diario. Además, la satisfacción y el optimismo que derivan del trabajo personal hacen que el tejer sea una actividad que engancha.
El tejer en grupo hace que cada persona de vida a su propia creación y, mientras crea establece lazos sociales sólidos e integradores con sus compañeros. Por estos motivos, el tejido es una manera sencilla y saludable de sentirse parte de algo que uno mismo construye y fortalecer así el sentido de pertenencia.

En nuestro caso, hemos creado una manta muy bonita para la siesta y un cojín haciendo juego, el colorido y la composición de la misma nos ha llevado menos tiempo del que creíamos y el resultado a la vista está. Ahora tenemos nuevos proyectos en mente para cuando nos venga el próximo invierno, el tejer nos ha abierto la mente y nos ha hecho pensar en nuevas posibilidades para el futuro.





Seguimos tejiendo, ahora conejos...

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